Acerca del recorrdo
Este será un viaje en el tiempo, donde podrá conocer un poco más la historia de los Caballeros Templarios, hombres que fueron al mismo tiempo caballeros, guerreros y monjes.

Los Templarios desempeñaron un papel importante en todas las grandes épocas y batallas de Portugal, desde la fundación del país con el rey Afonso Henriques hasta los Descubrimientos. La sede de los Templarios y, más tarde, de la "Orden de Cristo" estuvo en Tomar, lo que la convirtió en la capital templaria de Portugal y España y en una de las más importantes del mundo medieval.

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La primera parada será el Castillo de Almourol, con sus fortificaciones templarias, finalizadas en 1171 y situadas en una pequeña isla rodeada por las tranquilas aguas del río Tajo.

A continuación visitaremos Tomar, ciudad templaria donde Gualdim Pais, el Gran Maestre templario, fundó el Convento de Cristo en 1162, que aún conserva recuerdos de los monjes caballeros. Este edificio es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

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También se encuentran en esta ciudad la Iglesia de Sta Maria dos Olivais, construida en el siglo XII, que fue la sede de los Caballeros Templarios en el país y sirvió de panteón de los maestres de la Orden, y la Iglesia de San João Batista, ambas clasificadas como Monumentos Nacionales en 1910.

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La Sinagoga de Tomar, construida entre 1430 y 1460 y que mide 9,50 metros de profundidad por 8,25 metros de ancho, debe su existencia al príncipe Enrique el Navegante, quien, como gobernador de la Orden de Cristo en el siglo XV, fue el gran promotor del asentamiento judío en Tomar, dándoles una calle para establecer su barrio y tener su sinagoga.

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El Castillo de Tomar y Convento de Cristo, sede de las órdenes religiosas y militares del Temple y de Cristo. En 1160, el maestre templario D. Gualdim Pais fundó el castillo y la ciudad de Tomar, clasificados como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1983.

El recinto del convento es una vasta zona rural conocida desde los primeros tiempos del asentamiento templario en la región como Lugar dos Sete Montes. Sobre el valle de Pegões, en 1619, surgió en el paisaje conventual una grandiosa obra de ingeniería hidráulica de cerca de 6 kilómetros de longitud, con un total de 180 arcos para los pasos aéreos de la conducción. El acueducto de Pegões, formado por 58 arcos de medio punto, en la parte más profunda del valle se apoya en 16 arcos quebrados, construidos a su vez sobre imponentes macizos de mampostería.